La calidad de los productos agrícolas, así como la tradición en el cultivo y producción de verduras y hortalizas, consagran al municipio como un destino gastronómico obligatorio. Grazalema posee platos tradicionales como la Sopa de Ajo, que sirvió como sustento para los trabajadores cuyas labores en el campo marcaban la dura jornada. Las carnes de caza y las chacinas de gran calidad, obtenidas de las tradicionales matanzas, han conseguido ganarse un estatus de importancia en la comarca.
Sin duda, el plato estrella y más tradicional de la localidad es la Sopa de Grazalema. Una receta basada en caldo de puchero, acompañado de un chorizo serrano, pan ‘asentao’, hierbabuena y huevos duros. Este plato lleva presente en las cocinas de muchísimas generaciones de la localidad, siendo el mejor reconstituyente tras una dura y fría jornada de trabajo.