Pueblos Blancos

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Una de las joyas de la corona del turismo gaditano, de aclamado interés nacional e internacional, es la conocida Ruta de los Pueblos Blancos. Un compendio de 20 municipios enclavados en la Sierra de Cádiz, famosos -entre otros muchos motivos- por el blanco inmaculado que les brinda el encalado de sus fachadas; un signo característico de los edificios que otorga a la ruta su nombre.

Alcalá del Valle, Algar, Algodonales, Arcos de la Frontera, Benamahoma, Benaocaz, Bornos, El Bosque, El Gastor, Espera, Grazalema, Olvera, Prado del Rey, Puerto Serrano, Torre-Alháquime, Setenil de las Bodegas, Ubrique, Villaluenga del Rosario, Villamartín y Zahara de la Sierra forman el conglomerado de localidades que compone la Ruta.

Este conjunto de villas ha sido testigo del paso de diferentes civilizaciones a lo largo de la historia. Desde los primeros asentamientos prehistóricos, pasando por la conquista nazarí y la posterior cruzada cristiana, que han dejado importantes vestigios de estas épocas repartidos por toda la sierra gaditana. Restos históricos que nos acercan a la vida y costumbres de los que una vez consideraron los Pueblos Blancos como su hogar.

Al norte de la Sierra gaditana se sitúa uno de los emplazamientos naturales más bellos de la provincia, el Parque Natural Sierra de Grazalema. Considerada la primera Reserva de la Biosfera en España por la UNESCO en 1977, este paraje cuenta con más de 50.000 hectáreas, un escenario perfecto para la realización de deportes de aventura como el senderismo, diferentes modalidades de montañismo, rutas en kayaks o barranquismo. Este macizo se ha convertido en el hogar de una amplia diversidad de fauna y vegetación, del que podemos destacar especies arbóreas como el pinsapo. Siendo uno de los grandes reclamos naturales, esta especie de pino única en toda la Península ha sabido adaptarse a la climatología de la zona e instalarse a lo largo de la geografía serrana.

A caballo entre Cádiz y Málaga, situamos el Parque Natural de Los Alcornocales, un extenso paraje de casi 170.000 hectáreas, considerado uno de los parques naturales más grandes de España, que recibe su nombre al albergar el bosque de alcornoques más extenso del mundo. Una enorme masa forestal propiciada por su característico microclima mediterráneo con influencias atlánticas. El cúmulo de restos arqueológicos, unido a la pluralidad de especias de fauna y flora, convierten a Los Alcornocales en una parada obligatoria de nuestra Ruta de Pueblos Blancos.

El entorno natural en el que se instalan los diferentes municipios propicia una diversidad gastronómica única. Desde sabrosas carnes de caza, pasando por la exquisita calidad de sus productos hortícolas, sus reconocidos quesos o sus tradicionales dulces, los Pueblos Blancos conforman en sí mismos, una inmejorable ruta gastronómica apta para todos los gustos y bolsillos.

Los amantes del turismo patrimonial encuentran también su lugar en esta ruta gracias a la diversidad arquitectónica de los templos distribuidos por las 19 localidades. El conjunto de ermitas, iglesias y parroquias que podemos visitar a lo largo de la geografía serrana beben de las diferentes culturas que han residido a lo largo de la historia en los diferentes municipios a los que pertenecen. Así, podremos encontrar edificios religiosos con elementos nazaríes, románicos o con influencias góticas.