Los Pueblos Blancos guardan una estrecha relación con el entorno natural que los rodea y con los productos que se obtienen del mismo. Poner solo en valor la gastronomía de la Sierra de Cádiz es quedarse corto puesto que muchos municipios llevan siglos volcándose en la tradición artesanal, siendo una parte fundamental de la economía local.
A través de la Ruta Artesanal de los Pueblos Blancos de Cádiz visitaremos diferentes pueblos de la comarca que se han convertido en referentes por la calidad de sus productos artesanales. El trayecto nos llevará por los municipios de Villamartín, Arcos de la Frontera, Algar, Prado del Rey, Ubrique, Villaluenga del Rosario y Grazalema.
Nuestro punto de partida en la Ruta Artesanal de los Pueblos Blancos de Cádiz será Villamartín, un municipio que debido a su estrecha vinculación con sectores como la ganadería conserva una fuerte tradición de guarnicionería. Hasta la actualidad ha llegado la elaboración de artículos relacionados con el sector del caballero. Botas, monturas o zahones son solo algunos de los productos más demandados que se ofertan en comercios locales.
La industria de la cerámica ha conseguido despegar recientemente en Villamartín. Impulsada por su desarrollo en calles y plazas del municipio, la producción se está exportando a diferentes puntos de la geografía internacional. Entre estos trabajos, cabe mencionar la Puerta de Villamartín, que se encuentra en el pueblo francés de Bellegarde, hermanado con la localidad gaditana.
El siguiente punto de nuestro itinerario en la Ruta Artesanal de los Pueblos Blancos de Cádiz es es Arcos de la Frontera, un municipio que ha conseguido unos niveles de desarrollo óptimos en el sector artesanal, habiéndo ocupado un importante hueco en el mercado nacional e internacional en los últimos años. En Arcos se trabajan diferentes modalidades de artesanía, entre las que destacan:
El trabajo en cerámica, muy popular en la localidad, donde aún siguen en activo talleres de alfarería, que llevan décadas elaborando obras de diferentes estilos.
El trabajo con hierro forjado lleva siglos instalado en Arcos. Un elemento tan tradicional en la arquitectura andaluza como es la cerrajería no puede faltar en la manufactura local.
La elaboración de productos a partir del esparto y la palma como oficio aún se conserva en la villa. Podemos encontrar multitud de comercios donde se venden enseres elaborados a partir de esta materia prima.
También podemos encontrar trabajos de pintura y grabados, miniaturas de aperos de labranza y tiendas donde comprar repostería típica arcense.
La artesanía en Algar tiene su principal exponente en la industria marroquinera, que lleva desarrollándose y prosperando en las últimas décadas. En pleno casco urbano se encuentra el taller Pielrovi, que ha trabajado con grandes firmas de moda y donde se puede adquirir productos elaborados con materia prima de primera calidad.
La siguiente parada de nuestro recorrido en la Ruta Artesanal de los Pueblos Blancos de Cádiz es Prado del Rey, un pequeño pueblo de la comarca especializado en dos sectores artesanales. Por un lado, se mantiene la antigua tradición de la sillería, un trabajo de tipo rústico donde se utilizan maderas de haya, pino y fibra vegetal. Si bien es cierto que en los últimos años se ha experimentado con nuevos modelos para diversificar la producción.
Destaca también el sector de la marroquinería, que desde los años 60 comienza a emerger en la localidad hasta convertirse, actualmente, en uno de los principales motores económicos. El origen de este desarrollo viene de la mano de la búsqueda de mano de obra en Prado del Rey por parte de los talleres de trabajo con piel de Ubrique. A finales de los setenta muchos de los artesanos decidieron crear su propio taller y actualmente se encuentran establecidas 60 empresas.
No podríamos realizar esta Ruta Artesanal de los Pueblos Blancos de Cádiz sin acercarnos hasta Ubrique, un pueblo que se ha ganado el reconocimiento mundial por su gran tradición en el trabajo con piel, que se remonta hasta la época de mayor esplendor del califato. La importancia que ha adquirido la marroquinería en Ubrique se hace patente con la construcción de centros de formación como la Escuela de Artesanos de la Piel, la fundación Movex o la creación de la Exposición Permanente “Manos y Magia en la Piel”.
La Junta de Andalucía reconoce el mérito por la experiencia, influencia y aportaciones al sector de algunos profesionales a través de la distintiva de Maestro Artesano. En Ubrique, se ha concedido este título a Juan Luis Casillas Lara.
Tras nuestro paso por Ubrique nos dirigiremos hasta Villaluenga, una pequeña localidad donde destaca su trabajo con el corcho, propiciado por la riqueza de alcornocales en sus alrededores. A partir de la corteza de estos árboles se obtienen toda clase de productos, desde mobiliario hasta enseres decorativos.
La abundancia de ganado ovino también ha estimulado la producción de trabajos con lana y especialmente la fabricación de quesos. La crianza de la cabra payoya, raza autóctona de la comarca serrana, se ha convertido en parte de la cultura local. Diversos comercios de Villaluenga se dedican a la producción y venta de los quesos payoyos, elaborados de manera artesanal y de gran sabor y calidad. Si visitamos Villaluenga a primeros de abril, podremos acercarnos hasta la Feria del Queso Artesanal de Andalucía y durante todo el año el Museo del Queso permanece abierto para todos los públicos.
Nuestro recorrido por los mejores centros de producción artesanal de la comarca nos llevará hasta Grazalema, nuestra última parada. El particular ecosistema de bajas temperaturas e inviernos húmedos que conforma el Parque Natural Sierra de Grazalema se ha convertido en el hábitat idóneo de la oveja merina grazalemeña. De esta raza se aprovecha desde su carne, pasando por la lana para fabricar mantas y paños y, sobre todo, su leche. Los productos lácteos, de los que destacan los quesos, se han ganado una fama internacional.
Elaborados a partir de leche de oveja merina y de cabra payoya, la elaboración artesanal se ha convertido en una valiosa herencia transmitida a través de multitud de generaciones.
Para acercarnos más hasta el proceso de elaboración de mantas y tejidos podemos visitar el Museo Textil de Grazalema.
Una de las reconocidas Maestras Artesanales de Andalucía reside en Grazalema, Montserrat Hidalgo, quien ha dedicado más de tres décadas a la cerámica. La distinción, otorgada en 2012, reconoce su potenciación del oficio, su preparación y conocimientos adquiridos y su involucración en certámenes y ferias.
Los Pueblos Blancos guardan una estrecha relación con el entorno natural que los rodea y con los productos que se obtienen del mismo. Poner solo en valor la gastronomía de la Sierra de Cádiz es quedarse corto puesto que muchos municipios llevan siglos volcándose en la tradición artesanal, siendo una parte fundamental de la economía local.
Cádiz no escapó al dominio del Imperio Romano desde que en el siglo I d.C llegara a la provincia. Actualmente, se conservan multitud de restos arqueológicos que dan constancia de la prolongada estancia romana y de la creación de diferentes asentamientos por toda la zona.
Multitud de especies aviarias han elegido la Comarca de la Sierra de Cádiz como hábitat permanente o temporal. Las condiciones climatológicas, orográficas, la flora y fauna han configurado esta zona como el escenario idóneo para la ornitología, donde destaca la gran presencia de especies rapaces y aves acuáticas.
